El 18 de julio de 1992 se estrenó una de las películas más espectaculares de la animación japonesa. Su título es Porco Rosso y fue dirigida por el aclamado director Hayao Miyazaki del Studio Ghibli. Porco Rosso no es un aviador corriente. De hecho, su nombre le viene por una maldición que sufrió años atrás y que transformó su cuerpo humano en el de un cerdo gigante antropomorfo. Desde entonces, Porco Rosso trabaja como caza recompensas y protector de los barcos que sufren el ataque de los piratas aéreos del Adriático en el período de entreguerras.
Coincidiendo con su 20 aniversario El Salón del Manga de Barcelona prepara una exposición de homenaje a una de las películas más personales y sinceras del director con la colaboración de Aurum, distribuidora del Studio Ghibli en España. En ella confluyen todos los temas, obsesiones y aspectos autobiográficos de Hayao Miyazaki. Es un película redonda que provocó una ruptura con la etapa anterior del director. A partir de este momento, Miyazaki adoptó un estilo más oscuro y pesimista que en sus anteriores trabajos. Los estupendos paisajes llenos de color y vitalidad, la maestría de la creación de las aeronaves y el poder hipnótico de las impresionantes batallas aéreas convierten a Porco Rosso en una de las joyas de la animación mundial.
La exposición será un recorrido por este fascinante universo de piratas del aire narrado por el periodista Vicent Sanchis, que en 1995 estuvo en las instalaciones del Studio Ghibli en Tokio realizando un reportaje para TV3 sobre Hayao Miyazaki y su obra.
Studio Ghibli es uno de los grandes estudios de animación de referencia internacional. A diferencia de otras productoras, el Studio Ghibli se dedica en cuerpo y alma a la producción de películas. El Studio Ghibli es uno de los pocos estudios de animación al que no le acaba de convencer el uso indiscriminado del ordenador. Consideran que los recursos digitales son una buena herramienta para perfeccionar el trabajo humano, pero que sin este trabajo previo de animadores, sus producciones no tendrían alma, serían dibujos animados bonitos, pero sin sentimiento. El nombre “ghibli” es el término que utilizaban los soldados italianos en la 2a Guerra Mundial para denominar a los terribles vientos cálidos que soplaban en el desierto del Sáhara. Por tanto, la palabra “ghibli” es una metáfora de las ambiciones del estudio: el seguir adelante contra viento y marea, siempre innovando, siempre dejando huella de su calidad.
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