Como todos los años, en su número de Navidad, la revista Science, el órgano de la Asociación Americana para el avance de las ciencias, destaca los diez avances científicos que le parecen más relevantes. El segundo lugar de 2011 le ha correspondido a la misión Hayabusa (“el halcón peregrino”) una pequeña sonda espacial originalmente denominada Muses-C, lanzada el 9 de mayo de 2003 desde el centro espacial Kagoshima, actualmente Uchinoura.
El pequeño artilugio de una masa de apenas 500 kg y a propulsión iónica debía haberse lanzado en 2002 y dirigirse a Nereus, pero el fracaso del cohete propulsor retrasó el viaje y varió el destino. Durante la singladura siguieron presentándose contratiempos, como la pérdida de la pequeña cápsula auxiliar Minerva en la que deberían albergarse las muestras, pero Hayabusa consiguió tomar directamente unas minúsculas muestras de la superficie del pequeño asteroide Isokawa, de unos setecientos metros de largo por trescientos de ancho, el 25 de noviembre de 2005 y regresar con ellas para aterrizar en el desierto australiano de Woomera del Sur el 13 de junio de 2010.
Hasta entonces no se pudo despejar la incógnita sobre el éxito de la accidentada misión, ni si la pequeñísima cantidad recogida sería suficiente, como finalmente así ha sido, para confirmar el carácter primitivo de la composición de los asteroides de nuestro sistema solar, resultado que junto a otros descubrimientos ha sido publicado por la revista. Esta ha sido la primera muestra de un asteroide. Las anteriores muestras extraterrestres obtenidas fueron las procedentes de las misiones lunares estadounidenses y soviéticas; las partículas de polvo solar captadas por la sonda Génesis y los sorprendentes componentes del hielo del cometa Wild2 recogidas durante la misión Stardust, ambas de la NASA.
Andreu Segura
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