La editorial Phaidon ha editado recientemente una edición abreviada de Yo, Vida, Muerte del fotógrafo Nobuyoshi Araki, considerado el mejor fotógrafo japonés con vida. En cuatro décadas ha publicado más de 300 libros que recogen su inagotable energía creativa y su obra, que a menudo toca tabúes sociales como el sexo y la muerte. El nuevo libro se presenta en un formato ampliado que da más espacio a las fotografías y reúne el trabajo de 48 años de oficio, incorporando obras como Sentimental Journey (1971), Winter Journey (1991) o Erotos (1993). La edición ha sido realizada por Akiko Miki (comisaria del Palais de Tokyo de Paris), Yoshiko Isshiki y Tomoko Sato (comisaria de la Fundación Mucha de Praga).
Araki forma parte de la generación de fotógrafos de la posguerra junto a Daido Mariyama y Shomei Tomatsu y que marcan un nuevo enfoque en la fotografia japonesa. Mientras Moriyama y Tomatsu reflejaban la experiencia de la guerra, de la devastación atómica y de las humillaciones de la ocupación estadounidense, para Araki la guerra era cosa del pasado. Esa diferencia se hace visible por el uso de los colores vivos y las imágenes lustrosas de la nueva cultura comercial, frente a la expresión en blanco y negra y abstracta de Mariyama y Tomatsu.
La obra de Araki se inspira directamente en su propia vida y sentimientos, no informa sobre el mundo que le rodea sino sobre él mismo. Incluso a la hora de fotografiar paisajes urbanos, Araki raramente se aleja de su barrio de Tokyo. De esta manera desarrolla la «I-photography», en la línia del «I-novel» tan popular en Japón, ya en su primer libro, Sentimental Journey (1971) retrata su propia luna de miel con su esposa Yoko. La misma pasión que tiene por la fotografía también la tiene por el sexo, como fuerza vigorizante, y con la mujer como principal sujeto. Sus instantáneas kinbaku, que retratan preciosas geishas atadas con cuerdas o alambres, pendiendo desamparadas de vigas, son una muestra de una compleja y crítica relación con la cultura en la que coexisten.
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