Responsabilidad y accidentes nucleares: veredicto de Fukushima

En su edición del 28 de septiembre la revista Lancet publica un editorial sobre la sentencia del juicio sobre la responsabilidad profesional del accidente de Fukushima:

«El 19 de septiembre, tres ex ejecutivos de la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (Tepco) acusados ​​de negligencia con respecto al accidente de 2011 en la planta de Fukushima Daiichi de la compañía fueron absueltos por un tribunal japonés que los juzgaba debido a que había discrepancias sobre la adecuación de las previsiones científicas que evaluaban la posibilidad de accidentes causados por tsunamis. Esta decisión absolutoria es a la que ha llegado el único juicio penal relacionado con el desastre, que, como Chernobyl, se clasificó como Nivel 7 en la Escala Internacional de Eventos Nucleares. El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9’0 y un tsunami azotaron una amplia zona de la costa de Japón. Aunque la planta de Fukushima Daiichi resistió inicialmente el terremoto, la ola posterior de 15m. inundó y obstruyó los generadores de emergencia que operaban los sistemas de enfriamiento, causando derrumbes nucleares y explosiones de hidrógeno en tres de las cuatro unidades de la planta. Las consecuencias inmediatas fueron la liberación de radionucleidos en el mar y la atmósfera, una muerte por exposición a la radiación y 44 muertes posteriores a la evacuación.

Según la OMS, ha habido también una mayor mortalidad entre las personas mayores y un mayor riesgo de diabetes, problemas de salud mental y cánceres. Otros efectos están siendo objeto de vigilancia mediante un estudio sobre la salud en el área de Fukushima que se lleva a cabo tras el accidente. Miles de personas permanecen desplazadas de sus hogares en la zona de exclusión. Ya en 2012 una comisión parlamentaria japonesa estableció que la responsabilidad fundamental era atribuible a los sistemas organizativos y reguladores más que a la competencia individual de los profesionales. Sin embargo, como la gestión de dichos sistemas está bajo control humano, se debe rendir cuentas de tal gestión, lo que ha llevado a concluir que el accidente fue el resultado de una colusión entre el gobierno, los reguladores y Tepco. Después del accidente, la Agencia Internacional de Energía Atómica anunció medidas para mejorar aún más la seguridad nuclear, la preparación para emergencias y la protección radiológica de las personas y el medio ambiente en todo el mundo, y se estableció una nueva autoridad reguladora japonesa con responsabilidades más claras y mayores poderes para hacer cumplir los nuevos estándares. Sin embargo, la absolución envía el mensaje de que el incumplimiento de los compromisos establecidos dará como resultado poco más que nombrar y avergonzar. Las repercusiones para la salud de la falta de responsabilidad de Tepco se sentirán en las generaciones venideras».

Imagen: © Christian Åslund / Greenpeace
Fuente: Lancet

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