«Belleza y Honor en el Antiguo Japón» en Valladolid

sup-honorEn el arte japonés es imposible disociar los objetos de su entorno. Antes que piezas con una función específica, estas conciertan un todo armónico que caracterizan modos de vida, comportamientos y formas. El aspecto del objeto artístico no es más determinante que el sentimiento que provoca en su contexto vital. Por eso, para un occidental, acercarse al arte del Japón exige un acopio de tranquilidad y de calma interior. Solo con tiempo y con grandes dosis de humildad, siguiendo a Michael Dunn, el espectador podrá descubrir los sentimientos que encierran las obras de arte.

La idea de esta exposición surge precisamente de ese deseo de armonizar dos conceptos que a nuestros ojos occidentales pudieran resultar contrapuestos y que han sustentado en gran medida esta compleja civilización: el camino del arte y el camino de las armas. Ambos mundos comparten un mismo impulso, puesto que para subsistir necesitan respirar el oxígeno de la vida que se halla fuera de sus límites. No hay por tanto en la exposición una separación temática al uso (pintura o xilografía, cerámica, escultura, artes populares…), sino que se han delimitado dos grandes áreas que comparten a la vez un mismo espíritu: La sensibilidad estética por un lado y la moral de la apariencia y su vigoroso relato en el camino del honor, por otro.

[box type=»note» ]La muestra recoge más de 200 obras entre xilografías, caligrafías, armaduras, espadas, objetos de perfumería, instrumentos y abanicos, además de una extraordinaria selección de fotografías de la época. El material expuesto, proveniente de la Colección Pietro Gobbi, constituye una «ocasión única» para recorrer la historia de una civilización de antiguos y nobiliarios orígenes.[/box]

Nurekami Chogoro y Oseki_620Samuráis y geishas, naturaleza y cultura urbana, refinamiento y sencillez, popularidad y distinción; hombres y mujeres celebrados por un arte profundo que sobrepasó las distinciones entre cultura para las elites y cultura para el pueblo. Esta forma de entender el arte, y en suma de concebir la sociedad, cristaliza en Japón durante el período Edo (1615-1868). Es un largo momento de paz y estabilidad social caracterizado por una férrea jerarquía, dominada en la cúspide por la sucesión de quince sogunes Tokugawa, a cuya sombra los daimios (señores feudales) y sus vasallos ejercieron el control administrativo de territorios, ciudades y puertos. Para mantener ese orden los Tokugawa dispusieron una organización oficial de la sociedad encabezada por los samuráis, los agricultores, los artesanos y finalmente los comerciantes. Estos últimos dieron origen a una cultura urbana, audaz y original, y a una producción artística enormemente plural, que tuvo sus epicentros en las ciudades de Edo, Kioto y Osaka.

«Arte Japonés: Belleza y Honor en el Antiguo Japón»
Del 9 de mayo al 13 de julio
Sala del Museo de la Pasión
Calle de la Pasión, s/n
47001 Valladolid