Tormenta cósmica medieval

En la época en la que Carlomagno se enseñoreaba por la Europa cristiana, el mismo año que rindió Pavia, cuando en el último reducto godo de la península ibérica Silo, en paz con los musulmanes de Abderramán I, trasladaba su corte de Cangas a Pravia, Koninantes príncipe imperial Shirakabe, ocupaba el trono del Crisantemo. Precisamente entonces, en el 774 de nuestra era, estallaba una revuelta entre la corte de Nara y losemishi (bárbaros) del norte que se prolongaría 38 años.
Ese año la tierra fue bombardeada por una intensa emisión de rayos cósmicos, según la investigación que acaban de publicar en la revista Nature, Fusa Mikaye, Kentaro Nagaya y Kimiaki Masuda del Laboratorio del medio solar-terrestre y Toshio Nakamura del centro de investigaciones cronológicas de la Universidad de Nagoya. Ya que el acontecimiento habría dejado su huella en forma de una elevada concentración de Carbono 14 en los anillos correspondientes al año que va de 774 a 775 de dos antiguos cedros del Japón. Los rayos cósmicos reaccionan con el Nitrógeno de la atmósfera que se convierte en el isótopo 14 del Carbono. Una explicación compatible con el aumento del Berilio 19 en los hielos antárticos de la misma época.

Mikaye y sus colaboradores no han encontrado todavía la causa, dada la ausencia de referencias al espectáculo que hubiera producido una tormenta solar o la explosión de una supernova, en cuyo caso incluso quedarían vestigios observables. Pero tal vez la tenga ya Mike Baillie, de la Universidad de Queen, quien reproduce una crónica del siglo XIII de Roger de Wendover que dice: “En el año de nuestro Señor de 776, tras el atardecer, el cielo se pobló de fieros y temibles signos y, como si hubieran brotado del suelo, serpientes de fuego surcaron el firmamento en Sussex, ante el asombro de todos.”

Andreu Segura
Profesor asociado del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud
Universitat Pompeu Fabra