Pepinos andaluces y científicos japoneses

Kiyoshi Shiga nació el 1871 en Sendai, la ciudad de los Árboles, la mayor ciudad de la región de Tohoku, fundada sobre una aldea de pescadores por Date Masamune, daimyo y samurái, a principios del siglo XVII. La ciudad ha sido de gran actualidad por la devastación provocada por el terremoto del pasado marzo que tuvo su epicentro en el mar a sólo unos 130 km. de ésta.

Masamune, del clan Date, aliado de los cristianos, patrocinó un viaje a Roma con el galeón San Juan Bautista y le salvó la vida, una vez, al franciscano sevillano Luis Sotelo, que moriría quemado vivo años después.

Shiga, con apenas 26 años identificó la bacteria causante de la disentería bacilar que acababa de producir una letal epidemia con decenas de miles de casos y de fallecidos. Trabajaba en el Instituto de enfermedades infecciosas con su maestro Kitasato Shibasaburo. En homenaje a su hallazgo, el género de la bacteria se denomina Shigella, de las que existen varios grupos y serotipos. Algunas shigellas producen sustancias tóxicas como la que se llama precisamente Shiga que provoca trastornos muy graves, que los médicos reconocen como síndrome urémico hemolítico.

No solo Shigella produce esta toxina. Otra bacteria, llamada Escherichia coli, descubierta en 1885 -precisamente por un alemán, Theodor Escherich- también la puede producir. Lo cual sería consecuencia de compartir con las cepas tóxicas de shigella un segmento de ADN procedente de un virus. Porque la capacidad de intercambiar material genético de los microorganismos es muy elevada.

En cualquier caso conviene saber que Escherichia coli es un germen saprofito de muchos mamíferos que, como los humanos, lo albergan en su intestino, de donde le viene el apellido coli, de colon. Alojamiento al que la bacteria corresponde facilitando la digestión, manteniendo un adecuado equilibrio de la flora intestinal y produciendo vitaminas B y K.

La epidemia que ha provocado hasta ahora unos miles de casos y unas decenas de muertos no tiene nada que ver, afortunadamente, con Japón. Tampoco parece que tenga que ver con España. Pero nuestro mundo no es tan grande como para que no podamos encontrar, a poco que lo intentemos, curiosas asociaciones entre los acontecimientos.

Andreu Segura
Profesor asociado de salud pública en la Universidad Pompeu Fabra.